A los 7 u 8 años uno no es consciente de muchas cosas, sobre todo cuando las emociones se agolpan y todo lo que nos rodea se mueve a una velocidad de vértigo. Las voces, los gestos, las idas y venidas… Pero aún así, pasado el tiempo aún aloran recuerdos que han permanecido grabados y no se marcharán jamás. A Iñigo Huguet, de 25 años, le ocurre con la escena de la subida por las escaleras de la Casa del Reloj cada vez que le hablan de 1998, año en el que protagonizó la tradicional Bajada del Ángel de Tudela. “Tengo lashes. Subimos, me hicieron una foto ...
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