2017
Ariadne Asín Jacue
Ariadne
estaba plenamente convencida de querer hacer el Ángel, era su mayor deseo y así
lo transmitió el día que se presentó para que la eligieran como tal. Lloró de
emoción al conocer la noticia de que era la elegida. Aprendió rápido los pasos
a seguir y su gran sentido de la responsabilidad le llevaban a perfeccionar su
papel con gran entusiasmo. Cercano ya el día del Ángel estaba impaciente pero
algo triste porque aquello se acababa y disfrutaba tanto de los ensayos que
pidió hacer uno más al margen de los programados por Miguel Ángel. El domingo
de resurrección amaneció soleado y con un leve cierzo. Ariadne feliz pero hecha
un manojo de nervios. Todo acontecía según lo previsto pero el nudo del
estómago de la pequeña cada vez se hacía más grande. Hasta que en la casa del
reloj las lágrimas brotaron de sus ojos y confesó que necesitaba llorar para
tranquilizarse. Y así salió del templete con una inmensa sonrisa que no se
borró en ningún momento. Anunció la resurrección a la virgen y a pesar de
alguna pequeña dificultad a la hora de colocarse el velo entre sus alas, ella
con templanza y firmeza consiguió que todo saliera perfecto. Y volvió volando y
saludando y nuevamente con una sonrisa radiante que contagió a todos los
presentes. Un precioso Ángel, Ariadne!
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